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16
septiembre 2016
Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética (SEMCC)
"El 70% de los pacientes con hiperhidrosis no acuden al
médico (...), probablemente porque desconocen que se trata de una patología con
soluciones muy eficaces y seguras, entre ellas el empleo de la toxina
botulínica”.
La
hiperhidrosis, o sudoración excesiva, es mal de muchos y consuelo de pocos. Se
estima que la padece el 3% de la población, es decir más de 1 millón de
españoles. En más del 50% de los casos se trata preferentemente de
hiperhidrosis axilar. Realizando una evaluación con la "Hyperhidrosis Disease Severity Scale" (escala de
severidad de la hiperhidrosis), en más del 30% de estos pacientes con
hiperhidrosis axilar, la sudoración les resulta difícilmente tolerable o
simplemente intolerable y compromete sus actividades habituales.
Según
el "Dermatology Life Quality Index" (índice de calidad de vida
dermatológico), que puntúa de 0 a 30 siendo 30 la peor calidad de vida en
relación con enfermedades de la piel, resulta que las dos patologías con mayor
puntuación son la hiperhidrosis palmar y axilar, con puntuaciones medias de 18
y 17 respectivamente.
“Resulta
ciertamente curioso que, sin embargo, el 70% de los pacientes con
sintomatología no acuden al médico”, indica el Dr. J. Víctor García, Presidente
de la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética; y apostilla
“probablemente porque desconocen que se trata de una patología con soluciones
muy eficaces y seguras, entre ellas el empleo de la toxina botulínica”.
Desde
hace algunos meses, y el verano no ha hecho más que acentuarlo, se han
incrementado las consultas por la llamada "hiperhidrosis capilar", en
definitiva por el exceso de sudoración en la cabeza y muy concretamente en la
frente y las regiones pilosas.
Dicen
los pacientes que no la pueden controlar, que desborda las zonas con pelo y se
desliza por el cuello, las sienes o la frente, y que resulta muy desagradable y
les incomoda sobremanera. En el caso de las personas que acuden al gimnasio, y
particularmente en el caso de las mujeres, afirman que supone un gran problema
porque afecta al cabello y, con ello, al peinado resultando un inconveniente
para quienes, después de la sesión de ejercicio, deben continuar con sus
actividades laborales o sociales.
Y es
que, aunque el sudor de esas regiones es una secreción isotónica, estéril e
inodora, no deja de ser agua (90%) que moja, y mucho, al cabello y lo macera,
lo riza o lo encrespa y, en definitiva, afecta a la imagen. Muchos de los
pacientes confiesan que el problema se resolvería lavando el cabello, secándolo
adecuadamente y peinándolo de nuevo, pero eso supondría un tiempo del que no
disponen.
Tratamiento
El Dr.
García es categórico cuando indica que “en el caso de la hiperhidrosis existen
dos reglas de oro: el tratamiento debe ser diferente según el área afectada y
debe comenzar por el tratamiento menos invasivo”.
A día
de hoy los tratamientos por vía sistémica prácticamente no se utilizan porque
tienen muchos efectos secundarios; en cualquier caso, sólo servirían para la
hiperhidrosis generalizada.
Por
razones obvias, el uso de antitranspirantes locales o de la iontoforésis
no da lugar en el caso que nos ocupa, la hiperhidrosis capilar. Las opciones
quirúrgicas (excisión/legrado y simpatectomía)
carecen de indicación en esa región.
Ello
nos ha llevado a considerar la posibilidad del empleo de la toxina botulínica,
cuya utilización en la hiperhidrosis axilar ya está consolidada y autorizada.
Hemos
seguido para ello los pasos de la Dra. Dendy Engelman, una reconocida dermatóloga de Nueva York.
Se
realizan entre 150 y 200 microinyecciones de toxina botulínica diluida en el
cuero cabelludo, en una única sesión. El tratamiento resulta prácticamente
indoloro porque se puede utilizar anestesia tópica y porque se emplean agujas
muy finas con una jeringa automatizada. El resultado se instaura en 2-3 días y
dura más de 6 meses; en la mayoría de pacientes la sudoración desaparece por
completo, en otros disminuye de forma considerable. La mayoría de los pacientes
realizan 2 sesiones al año; pero como en el caso de la hiperhidrosis palmar y
axilar, algunos optan por una única sesión en primavera, al inicio de la época
más calurosa.
Cabe
señalar que, siendo este un motivo de preocupación para los pacientes, la
calidad y el crecimiento del pelo no se ven afectados. Tampoco se han detectado
otros efectos secundarios.
El
precio de la sesión oscila entre 700 y 900 euros, en función de las unidades terapéuticas
que se estimen necesarias.
Conclusión
La
hiperhidrosis, sea cual sea su localización, debe constituir siempre un motivo
de consulta médica, aunque sólo fuera para descartar que su origen pudiera ser
alguna enfermedad sistémica.
A día
de hoy, y siendo que la hiperhidrosis puede tener un impacto negativo en la
calidad de vida de las personas, una vez descartada una patología de base, la
existencia de tratamientos eficaces, seguros y la mayoría relativamente simples
debería animar a los pacientes que sufren esa alteración a ponerse en manos de
un médico cualificado, que indicará el tratamiento más adecuado.
“Su
calidad de vida mejorará mucho”, apostilla el Dr. García, y finalmente indica
que “más allá de los tratamientos citados, quienes sufran hiperhidrosis pueden
tomar ciertas medidas preventivas tales como evitar el consumo de cafeína,
alcohol y de alimentos picantes. En el caso de la hiperhidrosis corporal deben
evitar el uso de prendas de nylon o muy ajustadas, usar siempre calcetines,
evitar el calzado sintético y optar por prendas blancas o negras para disimular
las manchas ocasionadas por el sudor”.